Soledad, psicosis y arte hasta las venas, así es está película de Van Gogh

‘… Una puerta a la eternidad’: un viaje, una pérdida, un corazón incomprendido
Por Zoé Navarrete
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Antes de escribir mi reseña también me di a la tarea de leer algunas otras opiniones sobre Van Gogh: una puerta a la eternidad, para saber si me estaba perdiendo algún detalle y acaso construir otra perspectiva de la película sin mellar demasiado mi impresión inicial.
En primer lugar, la cinta se centrará en los últimos años de vida de Van Gogh y los más productivos, desde su permanencia en Arlés,-un pueblito francés- hasta sus días en un hospital psiquiátrico el Saint-Paul de Mausole.
Tenemos como protagonista a Willem Dafoe, quien podría decirse ya es garantía de una buena película; sin embargo, a través de esas lecturas añadidas descubriría que el pintor post impresionista vivió hasta los 37 años y en escena veremos a un actor en sus más de 60 años, característica que también puede generar otra impresión sobre Van Gogh; por ejemplo, de vez en cuando te saca un poco de onda la edad del actor en comparación a la de su hermano en escena: si bien Theo Van Gogh era el menor, ahora se aprecia una diferencia sustancial. De cualquier modo, el trabajo de Dafoe en pantalla es bastante bueno y logras apreciar los matices que a lo largo de su vida experimenta el artista, no por nada estaría nominado a varios premios incluidos los Oscar.

Van Gogh: una puerta a la eternidad está dirigida por Julian Schnabel, también pintor, y cuyo arte es motivo de debate sobre su calidad y estilo tosco. Como director logró un buen trabajo y esta película tiene una hermosa fotografía donde podemos ver ante la cámara las pinturas de Van Gogh en la realidad, estáticas, silenciosas y llamando al espectador; una pintura impregnada en la pantalla.
Los juegos de cámara subjetiva son muy originales y hacen que te metas en la piel del pintor y su debraye, su disfrute de los colores, -sobre todo los amarillos-, su goce total ante el paisaje, su ansiedad y su psicosis.
En sí, al principio logras sentir toda la vivacidad del pintor holandés, su emoción, su pasión y poco a poco su desgaste emocional y mental. Quizá al llegar a la escena donde corta una de sus orejas, no guste a varios por cómo lo manejó Schnabel pero podría decirse que al ser un tema sobrado o cliché sobre Van Gogh estuvo bien manejado, además parte de la estética se perdería; no obstante al final podemos ver al actor con ambas orejas lo que al menos a mi como espectadora me causó discrepancia y confusión.
Por otro lado llegas a percibir la soledad de Van Gogh, que no tenía amigos, más que su colega Paul Gauguin; vivía para sí mismo y su absorta mirada se encuentra en la naturaleza para luego reflejar esa eternidad, lo que nunca morirá en sus pinturas; el apego a su hermano, su intermitente psicosis y al fin el artista incomprendido que murió sin ser nadie. Aunque la realidad sería que al no rodearse de los artistas en boga o proponer un estilo fuera del realismo, el artista decidió alejarse de lo convencional y experimentar el arte a su manera.
Es una buena película, con una actuación destacable, pero no creo que sea ‘LA PELÍCULA DE VAN GOGH’, estoy de acuerdo con otras opiniones en las que faltó algo más; te atrapa, te maravilla la belleza de las tomas, pero no logra a conmoverte lo suficiente.
Te dejo el tráiler para que te animes a verla. Más abajo te compartimos otro video con pinturas de Van Gogh.
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